Mudarse de país es una de las mayores transformaciones que pueden ocurrir en la vida de una familia. Dejar atrás parientes, amigos, el idioma natal, y vivir en un lugar nuevo, con personas desconocidas, un idioma diferente y una cultura distinta puede ser aterrador. Muchos abandonan una carrera brillante en sus países y tardan un poco (o mucho) en establecerse profesionalmente en una nueva nación. Personas que eran ilustres en sus países de origen se enfrentan al anonimato en otro país. Estos son obstáculos normales de la adaptación del inmigrante. Sin embargo, esta adaptación es aún más dolorosa cuando este cambio se hace sin planificación, a las prisas, basándose en lo que dijo el «primo» o lo que dijo el «youtuber» famoso. Esto se debe a que las consecuencias migratorias de errores cometidos por falta de planificación pueden tener un impacto enorme, a veces irreparable.
Desafortunadamente, hemos visto muchas familias que llegan «con todas sus pertenencias» de Brasil, con visa de turista, para luego pensar en su permanencia en los EE.UU. Matriculan a sus hijos en la escuela (violando las leyes migratorias), alquilan una casa, y cuando faltan algunos meses para que expire su estancia autorizada, deciden extender la visa de turista. Esta es una trampa que debe evitarse, ya que la renovación de la visa (que solo vale por seis meses) ha tardado mucho más de seis meses en aprobarse. Es decir, cuando llega la aprobación (si llega), la persona ya está fuera de estatus. Además, incluso si la persona decide luego solicitar otro visado, como el L-1 (transferencia empresarial), F-1 (estudiante) o algún tipo de tarjeta verde, debe hacerlo en un plazo muy corto, sin una planificación adecuada y sin el tiempo necesario que a veces es muy necesario. En otras palabras, la visa de turista no es el visado adecuado para quienes quieren venir a los Estados Unidos y permanecer.
Consultar a un abogado de inmigración al inicio de los planes migratorios traerá tranquilidad y confianza durante la mudanza a los Estados Unidos, minimizando un poco la ansiedad que normalmente existe con el cambio de país. Además, reducirá riesgos y costos, que pueden ser muy altos si la persona necesita hacer apelaciones, o peor aún, quedarse sin estatus y ser puesta en deportación. La planificación migratoria debe apuntar al plan a corto y largo plazo, abordando las áreas relevantes para la familia. Por ejemplo, un ejecutivo brasileño será transferido por su empresa a una sucursal en los EE.UU. Está casado y tiene un hijo de 18 años. La empresa debe hacer todo el proceso de L-1 mientras el empresario está en Brasil y, una vez aprobado, irá al consulado con su familia para obtener la visa. Así, ya entran con la visa adecuada y el empresario puede empezar a trabajar inmediatamente en la sucursal; el hijo puede empezar a estudiar; y la esposa puede solicitar un permiso de trabajo y pronto retomar su carrera. A largo plazo, si les interesa, necesitarán tener un plan bien elaborado para obtener la residencia permanente antes de que el hijo cumpla 21 años, para que este pueda ser incluido en el proceso. Seguramente hay sorpresas que pueden surgir, incluso en los planes más concretos, como solicitudes de evidencia adicional de inmigración, que causan retrasos. Aun así, la planificación migratoria adecuada, definiendo la estrategia del caso, proporciona una base segura para que la familia pueda hacer una transición tranquila a su nueva vida en los Estados Unidos.
